Estos días están los “mercados” muy revueltos. La prima de riesgo de España e Italia ha alcanzado cotas máximas que luego se han relajado, tras la intervención del Banco Central Europeo (BCE). Pero, ¿qué subyace tras todos estos movimientos del mercado? Pues, fundamentalmente, una crisis de confianza. Falta de confianza de los inversores en que los países puedan hacer frente a sus pagos, falta de confianza en los gobernantes de los principales
países afectados por razones diferentes. En España porque parece que tras el anuncio de las elecciones al 20 de noviembre el gobierno haya frenado las reformas que están pendientes, y en Italia, porque su primer ministro está involucrado en muchos frentes dispersos más allá de la mera tarea de gobernar al país. Para ver un poco más del análisis de Italia y la confianza de los ciudadanos en su primer ministro podéis leer este artículo de Sabatini en el que concluye que las personas que confían en la televisión son las que más confían en su primer ministro y otras conclusiones interesantes.
Falta de confianza, además, entre los propios miembros de la Unión Europea. La diferencia entre “países ricos” y “países pobres” se ha ido agrandando y da la sensación de que los “países ricos” (fundamentalmente Alemania) no están muy dispuestos a seguir pagando los “despilfarros” de los “países pobres”. Así, si desde la propia institución se ponen en duda los rescates y las políticas de estos últimos países, es normal que los inversores no tengan confianza en los mismos. La solución pasa porque la Unión Europea sea más fuerte, se deje de peleas internas en estos momentos y tenga una sola voz que genere la confianza necesaria para empezar a poner fin a la “especulación” de los mercados.
Otra de las soluciones es aplicar recortes para contener el déficit público, pero de la forma en la que se efectúen esos recortes dependerá el futuro de estos países. Recortar el Estado del Bienestar, dejando aún más desprotegidos a los que ya lo están, no es garantía de futuro, es “pan para hoy y hambre para mañana”. Recortar en educación, en investigación o en servicios sociales básicos no hace más que aumentar las diferencias entre ricos y pobres y es caldo de cultivo para “revueltas sociales”. En lugar de aplicar las tijeras porque sí sería mejor establecer prioridades, controlar mucho mejor las ayudas que se dan y quién las recibe, tratando de evitar el fraude, recortar gastos superfluos o evitar duplicidades administrativas, por ejemplo.
Hay que tomar medidas, sí, pero para ello hay que analizar en profundidad los problemas y eso, en estos tiempos que corren, requiere tiempo y no da resultados electorales a corto plazo, que es la vara de medir actual de nuestros políticos.
Por cierto, y esto sería para otra entrada, ¿Por qué no se exige una titulación mínima para estar en política? ¿Por qué a un recepcionista de hotel se le exige saber idiomas y no a un presidente del gobierno?…
Información más detallada en esta entrada (Blog sobre Economía y desarrollo de España y Galicia)