Uno de los primeros debates en torno al capital social, ahora creemos que superado, era el analizar si el capital social podía ser considerado como un capital tal y como lo son el capital físico o el capital humano. A este respecto existen autores que afirman que sí posee características similares al capital físico, aunque también reconocen que tiene particularidades que lo diferencian, pero sin que esas particularidades impliquen que no se deba de considerar como un capital más que contribuye tanto al desarrollo como al crecimiento económico.
Así, Adler y Known (2000) enumeran seis características que nos llevan a considerar el capital social como un capital:
- La primera de ellas se refiere a que, como otras formas de capital, es un recurso en el cual se pueden invertir otros recursos con la esperanza de obtener beneficios futuros y ello se hace a través de inversión en la construcción y el fortalecimiento de las redes de relaciones.
- La segunda característica hace referencia a que es «apropiable» (se pueden usar las redes sociales para propósitos tales como obtener informaciones, trabajo, etc.) y «convertible» (las ventajas obtenidas por la posición que tengamos en las redes sociales pueden transformarse en un beneficio económico o de otro tipo, aunque su tipo de conversión, con respecto a los otros capitales, es sustancialmente menor).
- La tercera característica nos dice que como otras formas de capital el capital social puede ser un sustituto (por ejemplo, para compensar la falta de capital humano mediante unas «conexiones superiores» en las redes sociales) o complemento (por ejemplo, del desarrollo económico, reduciendo los costes de transacción) de otros recursos.
- La cuarta característica hace mención a que el capital social también necesita mantenimiento, al igual que el capital físico y el capital humano, es decir, las redes sociales tienen que ser periódicamente confirmadas y/o renovadas. A pesar de ello, el capital social no tiene una tasa de depreciación fija y determinada de antemano puesto que, por sus características, no se deprecia si se usa, sino que se deprecia si no se usa o se hace un uso incorrecto del mismo, es decir, un abuso.
- La penúltima de las características que hacen del capital social un capital es que se trata de un bien de acción colectiva, es decir, que no es propiedad privada de aquellos que se benefician de él.
- Por último, aunque algunos autores afirman que si un actor se retira de la relación dentro de una red, al disolverse la conexión, se pierde el capital social, para Adler no es del todo cierto porque una utilidad localizada en una red es como otras utilidades de la red y su valor para un usuario es función del número y la identidad de otros usuarios. Es decir, se puede destruir una parte del capital social existente, pero aún se mantiene cierto grado del mismo.
En un sentido análogo está el estudio de Robison (1999) cuyo punto de partida son las propiedades esenciales de los bienes del capital físico tal y como definen los economistas. Las propiedades que enumera son: potencial de servicio, durabilidad, flexibilidad, sustitución, depreciación, confiabilidad, oportunidades para la inversión, capacidad de crear un capital desde otro y aplicaciones éticas.
- Robison explica que el capital social puede ser combinado con otros inputs para proveer servicios que las personas necesitan para cuatro áreas esenciales de la experiencia humana, por lo tanto, el capital social tiene potencial de servicio al proveer servicios económicos, sociales, de validación y de información.
- En cuanto a la durabilidad el capital social posee diferentes grados de la misma. Existen vínculos débiles que no son demasiado duraderos y existen formas de capital social casi indestructibles (el capital social asociado con la familia, sobre todo de padres a hijos).
- La flexibilidad se refiere al rango y número de servicios disponibles a partir de una fuente de capital y el capital social puede ser, al igual que el capital físico, más o menos flexible.
- Como elemento sustitutivo el capital social, sobre todo en los mercados más desarrollados, es usado para reducir los costes de transacción y reforzar los contratos.
- El capital social también se deprecia y necesita mantenimiento.
- De igual forma tiene una clara dimensión de confiabilidad, pues el capital social invertido en la familia y en los amigos más íntimos es altamente confiable.
- Por otra parte se puede utilizar para consolidar niveles existentes del mismo o para crear nuevas formas de capital
social. Asimismo puede ser usado para crear formas de capital diferentes del propio capital social.
- Robison señala, también, que existen oportunidades de inversión (desinversión) para crear (destruir) capital social. La intensidad de la inversión depende de la intensidad de la experiencia en la relación humana y está relacionada con la comunicación.
- Por último está el tema de la aplicación ética del capital social donde Robison afirma que la mayoría de las formas de capital social pueden ser usadas éticamente o no, pero exactamente igual que ocurre con los otros tipos de capitales.
Semith (2009) dice que debemos considerar el capital social como un capital más por cuatro características:
- Es transformador, convierte una entrada en una salida, es decir, es productivo en el sentido de que una vez usado es posible lograr ciertos resultados con un menor coste.
- Supone renunciar a un consumo actual y ahorrar para obtener beneficios en el futuro, por ejemplo el tiempo (desviado de otras actividades) se ahorra deliberadamente y se destina a construir capital social.
- El capital social implica un coste de oportunidad, puesto que la creación y el fortalecimiento de las relaciones lleva tiempo y ese tiempo al que se renuncia podría ser empleado de otras formas igualmente útiles, por ejemplo, invirtiendo en capital humano en su lugar.
- Por último, un elemento final del capital es la durabilidad (y decadencia), pero como ya hemos dicho, el capital social se aprecia con el uso y se deprecia con el desuso (o el mal uso).
Fidrmuc & Gërxhani (2007) consideran al capital social como un «activo productivo que se construye a través de la inversión: se requiere tiempo, esfuerzo y a menudo un gasto financiero para acumular capital social. Una vez construido, como otros tipos de capital (físico y humano), el capital social genera un beneficio, se deprecia a lo largo del tiempo y necesita ser mantenido para evitar su depreciación y que se vuelva obsoleto».
Así pues se puede, por tanto, considerar al capital social como un capital más que influye en el desarrollo económico, en términos similares a los del capital natural, el capital físico y el capital humano.
Referencias:
Adler, P. S., & Kwon, S.-W. (2000). Social Capital: The Good, the Bad and the Ugly. (E. L. Leser, Ed.) Knowledge and Social Capital: Foundations and Applications, 89-115.
Fidrmuc, J., & Gërxhani, K. (2007). Mind the Gap! Social Capital, East and West. West London: Centre for Economic Development & Institutions. Brunel University.
Greve, A., Benassi, M., & Dag Sti, A. (2006). Exploring the Contributions of Human and Social Capital to Productivity. Paper presented at SUNBELT XXVI, Vancouver, BC, April 25-30, 2006 .
Robison, L. J., Schmid, A. A., & Siles, M. E. (1999). Is Social Capital really capital? Staff Paper Nº99-21, Michigan State University, Department of Agricultural Economics, Michigan.
Semih Akçomak, I. (2009). Bridges in social capital: A review of the definitions and the social capital of social researchers. Maastricht: United Nations University-Maastricht Economic and social Research and training centre on Innovation and Technology.