A estas alturas de la película estoy ya un poco cansada de leer y escuchar que la economía no sirve para nada, que no es una ciencia y que, poco menos, se podría prescindir de ella y de su estudio porque no aporta nada al mundo actual.
Pues permítanme decirles a los que piensan tal cosa que están profundamente equivocados. Lo primero, la economía es una ciencia, social, pero es una ciencia. Es una ciencia relativamente joven (el inicio de la economía moderna se suele situar en la publicación de La Riqueza de las Naciones de Adam Smith en 1776). Es, por tanto, una ciencia en evolución. Un ejemplo de ello (y simplificando mucho) es que la función tradicional de producción al inicio de todo incorporaba sólo dos elementos: capital y trabajo. En la década de los noventa se incluye la variable capital humano y en la actualidad se incluye un concepto, relativamente nuevo, denominado capital social (confianza, redes, normas e instituciones). Por tanto, cada vez son más los elementos que pueden explicar el crecimiento y/o desarrollo de un país y todos están interrelacionados entre sí. Ahí reside, también, la complejidad de la economía.
La economía no es, exclusivamente, el análisis de los mercados, la predicción de cómo va a ir la bolsa o la prima de riesgo, etc. Esto tan sólo es una parte de la economía. Si alguien quiere, de verdad, ver lo amplia que es la economía puede darse una “vuelta” por esta página (http://nep.repec.org/) donde se puede ver la magnitud de campos que abarca esta disciplina. Así que no todos sabemos de mercados financieros ni de mercados bancarios ni de ciclos económicos ni de macroeconomía o de microeconomía (más allá de los fundamentos básicos necesarios para profundizar en el estudio de otras disciplinas). (Por ejemplo, mis investigaciones (no muchas porque no soy investigadora profesional) estarían dentro del campo de Economía de la Felicidad y Bienestar, Capital social y normas y Emprendimiento, así que de los mercados tengo poca idea)
Por tanto, los economistas en general no tenemos culpa de la crisis ni recetas milagrosas para salir de ella ni pretendemos hundir ningún país. Los economistas (los de verdad, no los que salen en los periódicos hablando de economía, aunque no siempre son incompatibles) buscamos respuestas a problemas concretos a través de diferentes modelos económicos (que sí, son una representación de la realidad, como, por ejemplo, los modelos meteorológicos o los mapas de carreteras). Aportamos soluciones a esos problemas concretos y no a la totalidad de la economía.
Y si alguien quiere, de verdad, saber qué se investiga en economía, dónde y quién una de las mejores páginas para empezar es esta: http://repec.org/ (Ahí pueden ver datos de instituciones y autores en diferentes campos económicos, países, etc.)
Luego sigan diciendo que la economía no sirve para nada y que los economistas son todos iguales y que los estudios de economía no deberían existir.
interesante noticias sobre economia, y analisis sobre su actual hundimiento, me fue de mucha utilidad ya que inicio mis estudios en esta area, tambien comparto con ustedes la noticia sobre Emilio Botín http://www.publico.es/agencias/efe/51705/emilio-botin-el-directivo-espanol-mejor-valorado-segun-encuesta
saludos.
La economía es uno de los pilares más importantes de la sociedad. Sin embargo echo en falta economistas que salgan a la calle a contarles a los ciudadanos lo que significa la compra de eurobonos, la inflación generada por la expansión monetaria sin ningún tipo de freno, el dinero no respaldado por absolutamente nada…
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Hola Marta,
he llegado a tu blog desde el de María del Carmen Guisán y como economista al que le gusta mucho investigar sí que creo que la crisis presente tiene su origen en la falta de conocimientos de economía de muchos de los que, compartiendo nuestra profesión, se han olvidado hace ya muchos años de investigar y de estar atentos a los cambios que se producen en la realidad económica y que deberían implicar cambios en los modelos económicos que se aplican para dirigir nuestras economías.
De hecho, esta terrible situación en la que estamos es el resultado de la mediocridad intelectual de nuestros gobernantes y de los políticos y técnicos que gobiernan las instituciones que deberían supervisar el buen funcionamiento del sistema.
Y ello porque, en primer lugar, la clase política ha «okupado» todas las instituciones que deberían ser independientes para que la Democracia pueda funcionar -INE, BE, BCE, CIS, CNMV, Poder Judicial, Policia, Guardia Civil, etc.- sin corromperse. Poquísimos de mis compañeros de profesión, o de cualquier otra, han presentado algún tipo de oposición a esta «okupación» gravísima que ha acabado por crear en la sociedad una gran desconfianza en su funcionamiento, desconfianza que ya sabemos los economistas suele provocar contracción de la inversión y el consumo sobre todo en épocas de crisis como la que ahora padecemos.
En segundo lugar, vivimos en un sistema cuyos principios económicos se basan en teorías y conceptos desarrollados por grandes economistas de todos los tiempos, principios que, aunque en su mayoría son plenamente válidos a día de hoy, tienen que estar sujetos constantemente a revisión para actualizarlos en el caso de que la evolución de nuestras organizaciones sociales así lo requiera.
Y aquí es donde han fallado la práctica totalidad de nuestros compañeros de profesión. Sin excepción, todos se han dedicado a desarrollar modelos sobre principios ya establecidos sin poner en tela de juicio la validez de estos principios. Y ello a pesar de los cambios que han sufrido nuestras sociedades en apenas medio siglo.
De hecho, una de las principales razones por las que se produce en nuestro país, y en muchos otros países de Europa, una burbuja inmobiliaria es la falta de adecuación en la consideración conceptual de la vivienda para uso propio a los cambios que se han producido en europa desde los años 60. Mi tesis doctoral, que versó sobre la función de consumo, dio con este problema y desde hace años estoy intentando que mis compañeros de profesión -entre ellos Luis de Guindos y José Manuel González-Páramo (consejero español en el BCE durante todos los años de la burbuja)- se den cuenta de lo que esto supone para el cálculo del IPC y la política monetaria -recordemos a todos que el principal objetivo del BCE es el control de la inflación- sin mucho éxito.
Por último, tenemos un grave problema en la cualificación de nuestros políticos y gestores del sistema en lo que a conocimientos de economía de país se refiere. No puede ser que todos los economistas que asesoran a un gobierno estén convencidos que estamos en una crisis de demanda keynesiana y aconsejen un aumento del gasto público que en nuestro país llevó al incremento de nuestro déficit público en un montante de 200.000 millones de euros en tan sólo dos años (2008-2010) no sólo no mejorando un ápice nuestra situación sino metiéndonos en una crisis de deuda tremenda.
Aún peor, llega otro gobierno al que se le supone bien asesorado en el terreno económico y lo primero que dice es que cree prioritario reducir el déficit aunque sea por las bravas, sin tener en cuenta la crisis original y subyacente, metiéndonos así en una espiral contractiva de la que no esta nada claro como vamos a salir mientras sigan los mismos gestores gobernando nuestro país.
Todo está expuesto en mi blog –http://ralpherns.wordpress.com-y allí te espero si te gusta la economía y quieres ver estadísticas interesantes, la explicación de todo el problema que está detrás de la burbuja y las posibles soluciones que ha obtenido este profesor a base de analizar a fondo el problema y todas las propuestas realizadas por aquellos que de alguna manera han intentado aportar su granito de arena a la resolución de la crisis.
Rafael Hernández Núñez